El domingo pasado fuimos a la casita que tiene mi familia en Chiva, allí pasé todos los veranos de mi infancia (incluso adolescencia) y una gran parte de mis fines de semana.
Es una casita modesta en una zona rústica, allí correteé y trepé por el monte, me subí a los arboles e inventé un sinfín de juegos con mi hermana y mis primas.
Allí descubrí mi pasión por la moda, me pasaba horas dibujando vestidos par las muñecas recortables. También fue allí donde aprendí a tejer, a hacer ganchillo y a bordar en compañía de mi madre, mi tía Carmen y mi abuela.
Este fin de semana me vinieron muchos recuerdos mientras disfrutaba de la compañía de mi familia y algunos amigos.
Por supuesto disfruté de la habilidad culinaria de mi padre... Nuestras reuniones familiares suelen basarse en cantidades ingentes de comida.
Y por supuesto disfruté de un refrescante baño en nuestra mini-piscina.